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Archive for octubre 2012

(Sun) – Café


posted by Anónimo on

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Una copa, dos copas, tres sonrisas y cuatro miradas. Cinco palabras, seis gestos, siete sonetos y ocho titubeos; nueve clientes salvajes de etiqueta y finalmente, diez pasos para partir.

Rizos curiosos, rizos amarrados, el plástico barato, destructor de la amenidad. Frutos secos compartidos, y flores ficticias por doquier. Café que invoca, paladar mojado.

Una ventana descolorida, susurros impertinentes, silencios incómodos y el sonido del capuccino que nace. El vapor denso tentativo al deseo.
Cafeína en el aire Sonrisas humeantes, miradas dulces y chocolate amargo. Una fría y ácida bebida... Y hasta luego

Realidades


posted by Anónimo on ,

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Aspiro una calada de toxicidad.

Me pregunto si la vida está enamorada de mí, pero de ese tóxico enamoramiento de los niños, donde te pegaban y maltrataban para disimular ese absurdo amor.

Quizás estoy invocando el opio, y sus felicidades alucinógenas.

Ahora pregunto si soy yo quien se tropieza y se arrastra humillante sobre los adoquines embadurnados de barro, si soy esa masoquista que se embriaga en infelicidades y se absorta en aventuras de mercado barato: un tomate podrido, un pedazo de vida a punto de acabar, y otras distopías favoritas. 

¿Soy yo quien anhela un castigo a voluntad? 
¿Es la vida la que me hace pensar que soy merecedora de ello?

La voluntad me pesa, no es una puta como gran parte del tiempo, es como si quisiera destruirme, como si pudiese existir la realidad del fénix.

¿Revivir entre las cenizas?
¿Volver a nacer?

Patrañas.
Es bueno irse, sola, y buscar la entera paz. Salir de los huecos, vencer los peldaños de infortunios, los amores que desperdician valiosas hojas en blanco, a acompañantes gatunos intermitentes. Nunca había sido tan difícil, porque aún sigo cayéndome en los mismos adoquines, y embadurnándome con el mismo barro nauseabundo: las maldiciones otorgadas.

Dejarme ir, caer al vacío de mi futuro, intoxicar mis rizos, toda mi existencia si es preciso y luego vivir plenamente como un demonio más, fétido, pero al menos feliz. De igual modo, es una cuota que vale la pena apostar.

¿No es cierto, vida?

Si así es tu demostración de afecto,
prepararé el funeral, para cuando me pidas matrimonio.