Con la tecnología de Blogger.

Archive for febrero 2022

Cuando no hay ruido


posted by Universo & Rizos on , ,

No comments


Sin opus



Cuando no hay ruido, puedo sentir que mi respiración pretende unirse con el viento que golpea mi rostro. También, puedo sentir fluctuaciones en los latidos de mi corazón. A veces pienso que es una isquemia miocárdica, y otras veces una reacción física a lo que está por venir. Una corazonada, si lo reduzco a un coloquialismo.
Cuando no hay ruido, mi espalda se tensa por inercia, pero entonces recuerdo que el peligro ya se fue, y me permito reposarla en alguna pared. Luego, se vuelve a tensar y así, sucesivamente. 

Cuando no hay ruido, mi mirada se queda fija en una hoja, en una piedra o en la interacción de los animales, y me obsesiono con saber en qué están pensando, cuánto tiempo lleva esa hoja ahí, o si la piedra ya existía antes de nosotros habitar en los cimientos que hemos construido a través del tiempo, increpando la reconstrucción de la naturaleza misma.

Cuando no hay ruido, las preguntas apiladas que tengo en mi mente van perdiendo importancia, como si se respondieran solas cada vez que esbozo un suspiro. Eran muchísimas preguntas, creo que infinitas y en constante formulación.

Cuando no hay ruido, pienso en todas mis realidades, y aunque antes aseguraba que no me había tocado vivir en la mejor de todas, siento que en cada una de ellas, estuviese precisamente en el mismo espacio en el que habito ahora, haciéndome estas preguntas, y escribiendo estas letras. Estoy donde se supone que debo estar; y ya no imagino una realidad en donde no esté sintiendo este silencio, a pesar del ruido ambiente caribeño que me acompaña todos los días. El silencio habita en mi mente, el lugar más caótico de mi ser.

Y bueno, es que ahora solo hay silencio. Sobre todo, a la hora del café y los minutos de tregua que me da, antes de compartir mi mundo con el resto de los que habitan en este planeta. 
Creo que he aprendido a entender mi soledad con el caos y ahora, cuando no hay ruido, no hay flagelaciones o tormentos que cincelan mi corazón. Esa era una de mis muchas malas costumbres. Me flagelaban en compañía, en soledad, con tragos, en un baile o con amigos, simplemente existía y yo cohabitaba en ese infierno paralelo, que se había vuelto mi zona de confort; una compañía extraña que mutilaba todas mis añoranzas, pero por lo menos me daba la certeza que, de donde estaba no iba a salir, así no perdía el tiempo intentando soñar cosas imposibles.

Sigo aprendiendo a entender mi soledad ahora que hay silencio; sin embargo el cuerpo reacciona instintivamente al pasado y se tensa ante cualquier novedad, como esperando la sentencia de los recuerdos. Y la verdad, es que a veces temo que algún día voy a despertar retrocediendo en el tiempo, para golpearme con la realidad de que nunca hubo silencio, y que toda esta nueva luz haya sido producto de mi imaginación desesperada por atreverme a soñar un poco, o a creer que las realidades sí se cambian.

Como decía, el cuerpo reacciona instintivamente; así que dejo que siga reaccionando y fluctuando, mientras me acostumbro a disfrutar de este presente, hasta creer que ya es mío, habito en él y el ruido jamás volverá.

Supongo, que esta es mi extraña manera de decir que por primera vez, experimento la tranquilidad de lo inevitable.