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Archive for noviembre 2022

Cuando dejé de ser yo


posted by Universo & Rizos on , ,

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Sin opus.

Cuando dejé de ser yo, se abrieron mil caminos. Puertas y ventanas aparecían a lo lejos a medida de cada paso que daba, invitando a mis ojos para echarles un vistazo y dejarme seducir por las cosas nuevas que tenían por ofrecer. Cuando dejé de ser yo, preferí seguir mi camino hacia adelante, pues seguía ciegamente a una ilusión que me traía del pasado, ese pasado, cuando aún había ruido. Las puertas y ventanas quedaron abiertas y llenas de esa luz incandescente, esperando mi retorno. Cuando dejé de ser yo, aún no me había dado cuenta de ello y seguía arrastrando inocentemente cadenas y candados, quizás por el miedo disfrazado de cautela, y la sensación de que en un día cualquiera, iba a despertar en el caos que desprecio, pero que era mío, era conocido, era mi zona de confort.

Cuando dejé de ser yo, esa nada terrible se volvió un huracán. Los cimientos de mi mente se derrumbaban, pasillos desaparecían, recuerdos avistaron en mi memoria y me golpeaban en la cara. Como si de un cine mudo se tratase, todo se iba yendo, y yo solo observaba desde el silencio la destrucción de treinta años. Esa nada terrible, se convirtió en un vacío terrible. Sin embargo, ese huracán no se llevó mis cadenas ni mi ilusión del pasado.

Cuando dejé de ser yo, sentí la ligereza del cuerpo y el poder en mis manos. Me sentí dueña y señora de lo que me rodeaba y quienes me rodeaban. Me sentía justificada por lo divino, una autoridad del mundo terrenal simplemente por el silencio de mi mente. Caminaba en ese vacío esperando no encontrarme nada, incluso mi ego, porque pensé que ese se había ido la misma noche en que sentencié la renuncia a mí misma. El ego, acaparó el vacío y empezó a construir nuevamente a mis espaldas. Yo, estaba distraída siguiendo ilusiones y habitando en las fantasías de antaño.

Cuando dejé de ser yo, una luz brillante me encegueció. No vi venir la realidad con toda su furia. No vi venir cómo me iba a golpear. No vi venir el estremecimiento de mi cuerpo, y mucho menos vi venir cómo me iba a desnudar. Me quedé sola. La ilusión se esfumó de mi lado, y pude ver las cadenas que aún llevaba a cuestas. La sensación de autoridad desapareció, y pude verme nuevamente como esclava. El poder de mis manos intensificaron, y pude ver cómo intentaba ahorcarme. La ligereza de mi cuerpo se convirtió en un lastre, y pude ver como manos ajenas agarraban sin tacto mi cuerpo, me embriagaban con sus alientos fétidos, envenenaban los oídos con susurros dolorosos, accedían violentamente a mi dignidad y se burlaban de mi ceguera, de mi estupidez. Y en esa realidad solo podía ver mi reflejo contusionado y atrapado en esos cuerpos fétidos, solo que para mi sorpresa, todos eran el mío.

Cuando dejé de ser yo, dos universos intentaron cohabitar dentro de mí, pero fueron consumiéndose poco a poco hasta dejarme sin nada más que los recuerdos y la desesperante realidad. Todo era yo, siempre fui yo, la que se convertía y se encargaba de repetir abusos y violencias, la que usaba las máscaras de los demonios del pasado, para seguir con su legado.

Y allí fue, cuando abrí los ojos y dejé de ser yo, que me di cuenta de lo inevitable. Ya no hay ruido, ya no hay demonios merodeando, ya no hay basura que sacar ni mucho menos cosas que destruir. O sí, a mí.

Ya dejé de ser yo, y ahora no sé quién soy. 
Solo sé, que el vacío terrible ahora es una casa iluminada con muchas puertas y un jardín hermoso.
Que no vivo con el ego disfrazado de amor.
Que ya no me estoy ahorcando, ni violentando.
Que el único peligro era yo misma.
Que soy un grano diminuto.
Y que el amor es lo que me hace vivir.


No volveré a ser esa.