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Archive for julio 2019

Tiempo (IV)


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Sin opus.

Quiero empezar con una sonrisa amarga. Quiero pensar que esta sonrisa nace del oxímoron, eso que siempre he catalogado como el sentido, o dirección de mi vida.
Anteriormente, me he quejado de tener tiempo, de no saber qué hacer con él, ya sea en desgastarlo en una, en la otra, en todas y ahora en ella.

Ella, que logró que el tiempo se detuviera.
Ella, que dejó el reloj en una gavetilla; y ahora repiquetea infinitamente a grandes velocidades.

Yo no quería tener más tiempo. Yo quería amordazarme, hacer lo imposible para detener el tic-tac que golpeaba mi cabeza. Lo que sea, para sentir que la vida no se acortaba, y que el tiempo en realidad sí se podía detener. Pero no.

Tengo rabia conmigo y con el tiempo, porque vi la gavetilla y escuché el repiqueteo, más fuerte que nunca y con voces alarmantes, apocalípticas, diciéndome que huya, desaparezca, desvanezca, muera y que el mundo se encargue de hacerme volver a nacer en lo más recóndito del universo.

Tengo rabia conmigo y con el tiempo, porque ahora escucho que he perdido todo, y que el tiempo no se detiene; todo era una ilusión y el repiqueteo seguía cincelándome, solo que tenía un alma que me ensordecía y me hacía olvidar; y hablo en tiempo pasado, porque ese reloj en esa gavetilla ya tiene telarañas, y hoy sólo pude verlo. 

Recuerdo mis tiempos pasados, cuando decía que estaba dispuesta a dejar todo de mí a las remembranzas de las demás, si es caso que se lleven pedazos de mi, con tal de desprenderlas de mi vida. Siempre he buscado salidas mentecatas para despojar mis problemas y dejarlas en el olvido, y hoy me pesa como nunca antes me ha pesado.

El tiempo me enseñó a identificar los dejavú. Ahora bien, no siento un dejavú; siento un capítulo nuevo que se escribe sin letras, pero con remolinos garabateados como las manecillas del reloj, todo como burla, como un juego que quise liderar y nunca tuve oportunidad, y todo por dejarle mi reloj a una incauta dueña de mis amores. Nunca más.

Quisiera tener más tiempo.
O en realidad no.
Quisiera no tener más nada.
Quisiera que dejaran de llevarse pedazos de mí.

Quise empezar con una sonrisa amarga. Ésta se desdibujó al terminar la frase. Ahora todo es borroso, y solo se escucha el repiqueteo, mis letras, la armonía de fondo, las gotas que caen, el vino que viaja a mis adentros y mis lamentos.

De verdad, yo no quería dedicarle más lágrimas al tiempo. Aquí estoy.