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Archive for 2014

Recapitulación 2014.


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"Take a risk, take a chance
 make a change, and breakaway"


¡Ay, universo, universo! ¿cómo haces para enseñarme tantas cosas en tan poco tiempo? Bueno, creo que son tus maneras de compensar tantos eventos vacíos que tuve que tener a lo largo de los años que ya pasaron, de los que poco a poco me estoy olvidando. ¡Estoy muy feliz por ello, por fin te entiendo, nos entendemos, y estoy abierta a todas tus enseñanzas!
Olvídate de las veces en que te culpé de todos mis males, o cuando te reprochaba porque sentía que tenías algo en contra mi, o el karma... el karma. Olvídate de las épocas negras, de las caídas, de la adicción a la nostalgia, olvídate de todo, porque me estoy amoldando a tu sabiduría, al destino que anteriormente te garabateaba porque no me parecía que era bueno lo que me brindabas. Fuiste un ente duro, incluso considerado criminal para mis emociones, pero al sol de hoy y de estos últimos días de enseñanza extrema, no paro de agradecerte, pues te veo, nos vemos y estoy lista para romper esa maldita puerta, así que este recuento te lo dedico, con sonrisas y lágrimas... y el poco tiempo que tengo para las cosas.

Sé que te he sacado la paciencia, pero bueno, para algo soy tan obstinada, impaciente, y todos esos defectos que en potencial son virtudes magnánimas, si se usan de la manera correcta. 
Estoy aprendiendo a quedarme, después de un largo tiempo en que solo pensaba en huir de todo. Gracias, por obligarme a golpes a asumir absolutamente todo lo que me pasa, las responsabilidades y sus consecuencias. Gracias, gracias de verdad. ¿Puedo ahora empezar con mi recuento? Quiero mostrarte cómo me fue en estos dos años de ausencia.

Empecemos por el 2013, honestamente no me acordé en lo absoluto de hacer un recuento, quizás era porque estaba muy ocupada en otras cosas, en siendo feliz por ejemplo, en acomodarme, en encontrar respuestas, en descubrir misterios, en resolver rompecabezas que me destruyeron, pero que me aliviaron de casi dos décadas de zozobra. Me hiciste fuerte, para afrontar las realidades. Las de verdad.
Sí, me fui, me fui sola a buscar la entera paz, y encontré más caos, los primeros meses. Encontré la línea que me amarraba al pasado y vi cómo se alimentaba de mi ser. Esa línea se ha ido deteriorando poco a poco. Ya nada me amarra a lo que me hacía daño, las personas se han ido, la carretera quedó desolada y un poco desordenada, pero con el tiempo la he ido ordenando y han entrado nuevos inquilinos en mi vida, inquilinos buenos, que sinceramente, quisiera tener por lo menos, el resto de mi vida. Hace tiempo no sentía tanto desinterés y tan pocas preocupaciones por tener mi vida lo suficientemente buena como para que alguien se quedase, y considere bueno lo que ve. Me alivia no tener la necesidad de cambiar mi todo en función de los demás, excepto conmigo. A ellos los amo, y los amaré. Mis mesurados.

Pero en ese mismo año me cambió la vida. Sí, mi vida cambia cada tanto, como si pasaran las épocas de manera rápida para poder nivelarme... pero me cambió y fue algo tan positivo que poco lo creo, y no en el mal sentido de la palabra. Conocí lo que más odio y lo que más amo en un solo "paquete", un complemento absurdo que a veces me da miedo, algo bonito, delicado, frágil, pero que fue capaz de reventarme la cara con todo su amor. Mis demonios la aman, confían en ella, y no son capaces de herirla, porque es imposible, incluso para ellos, que odian todo lo positivo que se puede acercar a mi. Incluso están cambiando, se están convirtiendo en animales domésticos que maullan y se acuestan en su regazo porque ahí encuentran esa paz. Humildemente puedo decir que he encontrado al amor de mi vida, sin ningún temor de que se acabe, o de que aparezca algo que la aleje de mi. Digo humildemente, porque el amor no se restriega, ni se considera un trofeo invaluable, simplemente es, y agradezco todos los días al universo por mantenerme bajo la energía del amor, y con los pies en la tierra.

Volví a mis raíces, hice cambios, sigo estudiando, con la motivación al tope, con tropiezos valiosos, con experiencias únicas, con mucha, pero mucha música. De eso se trata mi vida. Cuando no estoy haciendo música, estoy viendo música, escuchando música, respirando música, toda música, toda ella, envuelta en mi ser. 
No le temí al 2014, sabía que iba a ser un año duro, y traté que mis esquemas no entorpecieran la misión del universo conmigo, y aunque, no todo fue perfecto, y mis esquemas en algún momento relucieron en todo su esplendor, supe llevarlo, y sobre todo, supe entender los mensajes que el universo decía, las enseñanzas, y los por qué de todo. Y bueno... así fue mi 2014:

Volví más fuerte que nunca, más inclusiva, más implacable, menos lastimera, más arriesgada, más segura de todo. Un occidente que va tomando forma, sin tanta neblina, con cimientos y con herramientas para construir. No sabía que esas herramientas eran para que yo construyera, pero pude hacer una base con una casa, y aún estoy aprendiendo porque ahora quiero completar todo lo que falte. Fue un año de motivaciones, de retos personales, de quitar miedos, de vencer niveles, de madurez, de afrontar las cosas, un año poco espiritual, pero de mucha fluidez.

En el 2012, anuncié mi vida como el comienzo de "Naqoyqatsi", y así fue, pero ahora no sé cómo llamarle, si ya se acabó la trilogía... ¿es una señal de que todo acabó y puedo empezar nuevamente?
no me voy a responder esa pregunta, y dejaré que el universo, y este año que se asoma respingón me lo dicte. Fluiré con ellos, pero con mis propósitos listos. Los cambios se avecinan, la vida no se me ha ido, la tengo junto a mi. 

Puede que tenga un dolorcito en el corazón, pero no lo puedo comparar con las miles de bendiciones que me diste, 2014, así que te agradezco por un año más de enseñanza. 


¡2015!

Empiezas un jueves, y terminas en mi número favorito. Mi biorritmo está en crisis y mi cerebro está anulado a causa de mis emociones, soy toda tuya, trátame como quieras, que yo te voy a bailar a tu son. Y no te mentiré, tengo miedo de terminar este post, pero lo cerraré sin pensar tres veces en lo que escribí, y apagaré este cerebro. Nos vemos con todas tus bendiciones y enseñanzas, mi querido y misterioso año.

Te recibo con esta canción, simplemente porque ella me transporta a un estado emocional de fluidez, de calma, y es perfecta para mi.


"All that no one sees you see 
What's inside of me 
Every nerve that hurts you heal 
Deep inside of me 
You don't have to speak I feel" 

Unvollendete


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Aspiro una calada de toxicidad.
Opus 46.


Jugar a la guerra emocional.

Creo que ese fue el sentido universal que le di a mi vida. El constante tambaleo, la subida de escalones con un pequeño martillo para golpear lo que he construido, sólo por seguir al pie de la letra el dichoso juego que yo misma inventé. Al parecer, encuentro más placentero hacer las cosas solas, incluso destruirme.
Supongo que es imposible salir del abismo , sin propiciarme un daño que recuerde el por qué estuve en él, y que podría volver en cualquier momento. Absolutamente todo, ha dependido de mi obsesión por la melancolía.
Me resultaba placentero tamborilear las llagas de antaño, despertar a golpes a mis demonios, para que jueguen conmigo y me acaben como solo ellos pueden hacerlo, mientras perfecciono el arte de mantener el rostro inexpresivo. ¿Eso me haría indestructible? No habría nada más que destruir.

Y me cansé, nuevamente.

Me cansé de pagar cuotas a un ente invisible, que se alimenta de mis dolencias, y se emborracha con mis melancolías. Melancolías densas y fétidas. No más, porque ya me aburrí de deber, de faltar, de merecer, de recordar, de tener que retomar el mismo ciclo, los mismos días, las mismas épocas.

Te llamo inconclusa porque las décadas pasan y sigues allí, mientras yo intento buscar la manera de acabarte, de acabarnos.

Nos vemos, en nuestra conclusión.

No importa.


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Naqoyqatsi, me dijiste que era una guerra,
pero no juegues con el amor, no juegues así.
Opus 45.

¿Esto es una guerra?

Qué guerra más sucia, porque involucras al amor, en todo su esplendor y pasajes raros, bromas íntimas, cánticos baratos pero afinados, burlas bobas y muchos besos de por medio. Mereces un emblema al mejor de los jugadores del destino, pues de un día a otro, me tomas de la miserable vida, y me elevas al nirvana más extremo, la dopamina natural, la que recorre todos mis días apenas siento como un beso, y un aroma a café me despierta cada mañana. Una guerra sucia, llena de amor. Ya lo sabes, es mi campo más débil. 

Pero quiero jugar tu juego.

Quiero jugar a que no te creo, y que todo es irreal, jugaré a que todo puede morir el día de mañana, para que me des oportunidad de amarla cada vez más, de odiarla cuando hace algo que me enoja, y de extrañarla cuando se va de mi lado unas precarias horas, sólo porque quiero que jures que estoy inmersa en el mundo lleno de mentiras que has creado solo para mí. Puedo vivir en una mentira, y morir en esa mentira, siempre y cuando esté presente por el resto de mi vida. Y las que siguen. 

Y lo sabes.

Sabes que por el amor muero y renazco, se multiplican vidas, sé a que juegas, amas que esté presente, desafiándote con mi sonrisa burlona y rizos coquetos, amas cuando te devuelvo todos los golpes con cada desayuno que ella espera, con cada café que ávidamente se toma, con cada apretón de manos, besos, y momentos del amor que se sacian en el amanecer. Lo amas, y sé que has empezado a amarme, porque sabes mi manera de atropellar tu infinita sabiduría, y sabes que te he dado una lección.

Y no me importa.

No me importa que todo sea una mentira, y no me importa que sea fugaz, o que despierte un día cualquiera y amanezca en mi lastre cama individual abrazando una almohada, o que el sol me queme las pestañas anunciando la cruda verdad, si sé que en mi ser es real, la mentira jamás será descubierta por el mundo.

Ni por ti.
Ni por ella.
Y mucho menos por mí.

Amo la mentira que me propiciaste, y lucharé en contra ti, para mantener lo que has creado.

¿Quieres guerra? 
Te desafío, con el amor por delante, porque primera vez en mi vida, no le temo a nada. 


Puedo morir feliz, pero siempre a su lado.



Gracias Naqoyqatsi, por regalárme el año más feliz de mi vida,
un año lleno de música, de aprendizaje, del verdadero vivir, de la pasión y sobre todo,
un año, lleno de ella. 
De la delincuente que se ha robado mis más grandes "Te amo".

Advertencia


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El amor hace que mis palabras
pierdan credibilidad.
Opus. 01


Yo le advertí. Se los juro que lo hice. 

Le saqué mi pergamino de defectos, y se los leí cada uno, con detalles y una que otra exageración para que se asustara. Le conté de mi mala cabeza, de mi corazón que solo bombeaba para vivir, pero que no sentía.  Le supliqué de mil maneras que no lo hiciera, que no acercara sus manos sobre las mías, mientras la tocaba con curiosidad. Le rogué al universo que no creara esa burbuja, esa que al final nos encerró en un mundo musical. Le conté de mis miedos, le presenté a todos mis demonios en todo su esplendor. Todo en una noche. Una noche de café y de confabulaciones que el universo jamás había creado en algún episodio de mi vida.

Le advertí quién era yo y por qué debía estar afuera de mi espacio 'vital', le dije que robaba energías, que eliminaba las sonrisas del rostro, que estaba mal, que quería estar mal y que no quería salir de las cuatro paredes que me encerraban, la jaula que había decorado solo para mi y mis pequeños hijos, que solo yo puedo soportar a medias. Me desmaquillé los ojos, me quité la magia, apagué el carisma, amarré los rizos, ya no sabía que hacer para sacarla de mi vida en ese instante, porque estaba a punto de tomarla en mis brazos para no soltarla jamás.

Me obligó a pensar en más excusas que la alejen de mi, pero era imposible. Ella estaba allí, sonriente como siempre esperando yo no sé qué de mi que me sacaba de quicio y no me hacía descifrarla. No hablaba, solo me miraba, y sé que se reía por dentro porque sabía que me estaba desarmando yo sola. No tenía un arma para ella, y ella tenía un armamento animal para todas las puertas cerradas de mi mente. Casi logro evitar al amor, pero abrió la boca y no supe de mi jamás.

Sigo sin saber de mi. Y le tengo rabia en estos momentos a mis demonios, porque tanto que les rogué irse de mi vida, y ahora están compartiendo sus estupideces con ella, como tres pequeños cachorros que de vez en cuando buscan atención. Se burlaban de mi porque saben que mi lucha interna con las sensaciones pronto iba a acabar, siendo yo la fatal perdedora como es de costumbre. Y ya no hay más nada que hacer, volví a darle una oportunidad al cínico amor, como si nunca antes me hubiese hecho daño.

¿Saben qué hizo, a pesar de mis advertencias?

Me acarició los rizos, me abrazó, me dio un beso y no se fue.
Entonces, me enamoré. 

Carta #4: Carta no deseada


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Confesionario nº 419
Diatriba amorosa



Querida piedra en mi zapato:

Buenas noches.

No sé, creo que Bach desde su tumba escuchó las incontables diatribas que le dediqué cada vez que escuchaba su sombrío y perfeccionista nombre, y me propició un escarmiento transformado en una noche, esa cuando te conocí. No puedo sacar otra conclusión. Esta carta es precisamente para contarte todo lo que anhelabas saber sobre mí, de ti, de nosotras, y el desgano que te tenía, ¿ya ves? me demoré un poco más de un año en responderte. No puedo decirte que fuiste la base melódica de mis desgracias y réquiems desafinados, pero ojalá lo hubieses sido para tener con qué enviarte a lo más recóndito de la humanidad, tu mente caótica y fatalista. Con eso tienes suficiente, creo. 

Desde el principio se veía la tormenta que no era precisamente perfecta, esa de la que me habías hablado maravillas e incoherencias que endulzan a cualquier visionario distópico. Sin embargo y muy a mi pesar, me embarqué en tu navío sin salvavidas con la espera a que se destruyera el mundo como lo conocíamos, mientras se formaba otro amorfo, uno aceptable para nuestros ojos. Solo tus mentiras se asomaron, y el navío jamás zarpó de ese muelle inútil. ¿Estás segura de que tus historias eran ciertas, o era uno de tus retazos de ideas estúpidas?

Es mejor dejar los vasos vacíos tal cual como deberían estar. Jamás podrán ser llenados, jamás podrán sentir algo más que el vacío infinito, algo así como lo que sentía yo todos los días cuando tenía que verte, y aguantarme las miles de cosas que merodeaban en mi cabeza, las que no me permití decirte por algo que todavía no sé qué es. ¿Empatía, lástima o amor? Perdona, lo último fue una broma. De igual modo, no todo fue malo, aprendí un centenar de cosas innecesarias para mi salud mental, pero útiles para la vida. Te agradezco mi amargura, tu don de convertir en piedra todo lo que tocas, de sellar mis emociones y sacar a flote esa sexualidad animal, esa que jamás conociste. Y menos mal.

Pero no puedo ser tan dura contigo, al menos odiamos al mundo al mismo son, y buscamos cosas hermosas en las tragedias, en las desgracias cotidianas. Esto y la soga para suicidarme, lo dejaré como un bonito recuerdo, y no lo mencionaré tanto porque terminaré creyendo que no fue real. 

En fin.

El punto es que ya no me interesa, ni tú, ni el tiempo que se supone que iba a darte.


Un abrazo, un beso y un hasta no sé. Ojalá nunca.

Katya.

Pd: De las cosas que más aprendí de ti, es que eres todo lo que yo no quisiera ser. Gracias.