¿Te gustaría cargar mis desgracias? Es que yo me cansé de mí y quiero regalarle mi peso a otro idiota.

No. 

Ven. Déjame ayudarte, puedo vivir mañana, hoy se trata de ti.

Amo la palabra, precisamente, porque no sé utilizarla. No tengo la capacidad de cortar sin misericordia los sueños o los caprichos de los demás, la carga energética maligna que caería a mi cuerpo sería tremenda, sin embargo, no pienso en esos momentos que después simplemente todo empeoraría. He dicho que sí constantemente, sólo por ser condescendiente, por generar sonrisas, por regalarles un pedazo de felicidad, pues no se que tan profunda sea su miseria. Tal vez quiero ser heroína, y pretender tener el poder de cambiar el universo de los demás. Quizás ese es el problema: Ahora todos se apilan y me obligan a escoger... Y no, pero sí.

No te amo, no quiero cargar con tu vida, no quiero tus responsabilidades, no quiero regalarte una calada de cigarro, no quiero ser lazarillo, no estudié para eso, mucho menos para ser esclava. No quiero sentirme obligada a nada, no quiero despertarme a tu lado, acariciar tu cabello y prepararte desayuno. No quiero ser tu amiga hoy, no te quiero ver, no me importan tus problemas vanales, porque soy egoísta, porque conozco los universos enteros de todos, y apenas se como se abre la puerta del mío.

Te amo con todas mis fuerzas. Ven, apóyate en mí, no te preocupes, yo lo hago, toma todo de mí que por eso estoy aquí, para hacerte feliz mientras me olvido de mi misma, ya que, por tantos sí, solo recibo miles de gracias y luego un "pero no". Los envidio, porque son capaces de decir que no.

Dejaré de buscar respuestas.

Algún día seré una persona normal, con rizos normales, con un norte, o tal vez un sur, con capacidad de negar todo, y olvidar que existen otros corazones transeúntes.

Algún día, dejaré de ser esperanzada y podré ser feliz en la cotidianidad.

Algún día, mis ojos dejarán de doler.

Algún día, mis rizos dejarán de sufrir.

Alguna vez me dijeron que querían controlar el clima para regalarme soles, pues en los días lluviosos, las nubes se convierten en globos y yo me convierto en el títere que se deja llevar por el viento, que me golpea, tan fuerte, que menos mal y llueve, pues las lágrimas que caen, no tendrían horizonte. Quizás lo dijo porque conoce la vulnerabilidad de ser el títere de las nubes de tormenta, o de la embriaguez de emociones mezcladas con la lluvia, o incluso, alguna otra cosa mística que aún por la embriaguez de mi misma con el universo no me ha dejado ver... O solamente fue una frase bonita.

Siempre pensé que yo era el sol, y que nunca me apagaba...

Ahora es inevitable, saber que el día está nublado, saber que en cualquier momento puedo irme a merced del viento, y que no habrán soles, porque esa persona no está aquí. No, en realidad no lo sé.

Solo sé, que me hizo sonreír.

Y solo sé, que esa persona también sonrió.

Ni un poco.

No necesito a alguien me sonría todas las mañanas de los lunes, tampoco alguien que me recuerde cada día, de manera diferente, que piensa en mí, tampoco necesito promesas ni halagos, y mucho menos unos "te amo" ahogados que solo mis oídos puedan entender.

No es amor lo que necesito, ni un poco.

No necesito a alguien que me cocine los martes y caliente mi habitación, tampoco que me haga suya salvajemente y me desgaste el cuerpo, no necesito las caricias, las miradas, los atardeceres, el café, los juegos y las canciones dedicadas porque sé que terminarán en el olvido.

No es amor lo que necesito, ni un poco.

No necesito a alguien que le guste escucharme tocar los miércoles, los días musicales. Tampoco, necesito a la musa que me suplique que le cante, que desgaste mis dedos en acordes y mi aliento en palabras de amor, no necesito a esa que me aplauda así toque terrible y mucho menos, a esa que me ame cuando estoy en mi mundo.

No es amor lo que necesito, ni un poco.

No necesito a alguien que me saque del agujero negro en el que caigo los jueves, tampoco que me cure y me anime cuando siento morir, alguien que me regale motivos para vivir, que me recuerde que soy útil y no un objeto, ni mucho menos que me abrace, pues se llevaría pedazos de mí. 

No es amor lo que necesito, ni un poco.

No necesito a alguien que acaricie mis rizos los viernes, ni que se enreden en sus dedos, tampoco que se quede conmigo en la cama y me haga hablar de universos que aún no conozco. No necesito a esa que explote mi creatividad y me motive a pintarle, así no tenga idea de dibujar, tampoco que me rete a conquistar el mundo y me obligue a entregarle arena de mar, y mentirle diciendo que son polvos de estrellas.

No es amor lo que necesito, ni un poco.

Lo que si necesito, es alguien que me rapte los sábados y los domingos, y el resto de la semana si es necesario, que me mate, me reviva, me electrocute, me acribille y luego, me cuide las heridas, que se siente a mi lado el resto de las horas y espere a que mi cuerpo reaccione. Necesito, bajo cualquier circunstancia, desgarrar las ataduras. Necesito necesitar a esa alguien, pero más importante, necesito necesitarme, y no empezar nuevamente la semana.

¿Quién necesita amor?

¿Yo?

Ni un poco.

"(...)But please, don't need me

Don't need me to need you to need me

Cos we're here one minute, the next we're dead

So love me and leave me

But try not to need me

Enough said"

¿Y por qué no?

Puedo amarte en silencio si quiero, puedo tener una vida contigo, puedo crear universos a tu lado, puedo sumergirte en mi mente y dejarte allí para cuando pierda la cordura y así mirarte, y saber que todo está bien; sin embargo, te maldigo por días y hay otros, como hoy, donde quisiera que fueras real, pudieras salir de mi mente y pudieras abrazarme, como lo soñé no hace mucho, como lo hiciste inocentemente hace días, solo que para mí, ese fue el momento perfecto para rogarle al universo que nos mate allí mismo y saber de que de mis brazos no te escaparías.

¿Y por qué no?

Puedo odiarte. Nadie me lo puede impedir. Odiarte por saber que no existes, por lo menos no en mi mundo, o quizás que yo no exista en tu mundo, o mucho peor, uno de las dos, donde posiblemente podría no salir jamás. Te odio por eso, por tener la capacidad de hacerme volar y de tirarme en un pajar cualquiera, sabiendo que me quedaré allí esperanzada que vuelvas por mi.

Mas triste es, saber que te odio, porque te amo y no me sirve de nada hacerlo.

¿Y por qué no?

Si tuviera más tiempo, podría escribir todo de una sola vez y no por partes, podría, incluso, no frenar mis dedos con lágrimas y miedo, podría hacer tantas cosas, por ejemplo: lo imposible. Ahora, no sé si el tiempo es para mi o para el mundo 

¿Para qué?

Ojalá pudiera controlar el tiempo y así no pedir más -tiempo- para estupideces.

¿Tiempo de qué? 

De perderlo, de jugar con él, de cantarlo, llorarlo y si es preciso, de matarlo porque sí, porque no, por miedo a usarlo de manera correcta. 

¿Tiempo de qué? 

Descender a lo más profundo de mi, arreglar el desorden, sacar la basura, organizar meticulosamente, cansarme, no querer hacerlo... volver a empezar. Mucho tiempo y aún todo revuelto, todo sucio y nada de mí. Nunca, ni en mil años

¿Tiempo para qué? 

Para adornar dolores con letras bonitas, confundir a las personas y hacerles creer que estoy bien, para revivir mis rizos que mueren súbitamente cada noche, para mirarme al espejo... y sonreír ante la ironía porque aún no empieza la tortura. 

¿Tiempo para qué? 

Para enamorarme de los soles que se asoman, de las tormentas, de los pájaros y recordar lo hermosa que es la vida, para volver a casa y... se me acabó el amor, se fue, así no más, hasta el nuevo amanecer. En fin.

¿Tiempo para qué? 

Para seguir mintiéndome a mí misma como una transeúnte cualquiera, sonriente, viva, con el sol detrás de mí y morir dentro. Así, con las fuerzas sobrehumanas, las que aún no me alcanzan para sobrevivir el día a día de estas últimas épocas.