Con la tecnología de Blogger.

Detalles.


posted by Anónimo on ,

No comments



Me quité los zapatos.
No me pienso marchar.
Opus 46.



No sé como logras apagar la alarma del despertador justo antes que mi cuerpo reaccione, tampoco sé como te levantas sigilosamente de la cama, procurando no perturbar mi sueño. Haces tus cosas, tus religiosas rutinas mañaneras, yo empiezo a moverme, y mis ojos a abrirse de a poquitos. Te das cuenta, me sonríes. Te sonrío y vuelvo a dormir. 
Luego te siento, porque sabes que estoy más despierta que dormida, más concentrada en los ruidos que haces que la comodidad de la almohada, y si estás de buen humor, siento como me despiertas de un brinco, mientras tu cabello mojado gotea en mi rostro. Te ríes, y yo hago pataletas. Luego me río y aunque no lo creas, intento volver a dormir.
Pierdo la batalla cuando te sientas a mi lado, y me sonríes con un café en tus manos, y el buenos días más reconfortante. Estés bien o no, es reconfortante, me hace afirmar que sí, es la realidad, y sí, esto está pasando. Apenas puedo hablar, te respondo con una sonrisa, y la cara de satisfacción cuando entrelazo la taza con mis manos. Y así es, todos los días, con los detalles, las palabras, aunque algunas veces sean más nostálgicas que las otras. 


No sé como logras distraer mis días de mala muerte, o cómo atinamos a estar siempre en el contraste de ser sostenible para ti y viceversa, solo basta que tengas un instrumento cualquiera en tus manos, y la bendita costumbre tuya de "payasear" por absolutamente todo, para luego culparme porque soy la que no puede hablar nada en serio. En este punto te pido perdón por tantas estupideces, es que aún no me aprendo todas tus risas. 

Leave a Reply